jueves, 3 de octubre de 2024

La despensa.

En la despensa se encontraba de todo, bueno o casi de todo. Lo único que no se hallaba allí era dinero, pero sí un frenesí de encuentros carnales entre él y ella. 

Siempre que podían escaparse de sus obligaciones, acudían a la gran bodega para calmar sus apetitos sexuales. Era la única manera de continuar en secreto su relación. 

La seguridad que les brindaba la gigantesca guardamanger era tal que no corrían el riesgo de que los pillaran en plena faena. 

Se desfogaban cariñosa y tiernamente hasta que eran reclamados nuevamente a sus obligaciones.

M. D.  Alvarez 

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