Tenía que tener paciencia y dejar que descansará. Se recostó a su lado observando como respiraba, adoraba su naricita, sus lunares, su cuerpo en general. Adoraba como le hacia sentir tan sublime y especial.
-Te oigo pensar. -dijo ella entre sueños. Mientras se giraba dándole la espalda. El se situo frente a ella colocándole el pelo .
Con media sonrisa le susuro a oído. -Te quiero.
Y la dejo dormir mientras él le preparaba la cena. La noche se presentaba especialmente prometedora.
M. D. Álvarez
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario