Y llegaron del espacio exterior para devorarnos, tras devorar toda la materia prima de su planeta, incluidos los seres de su propia especie. Solo sobrevivieron los fuertes. Su equipo había logrado atrapar a una de aquellas criaturas; era un espécimen extraordinario de casi dos metros de altura.
Lo sujetaron a la mesa de operaciones y lo sedaron. Habían visto un comportamiento completamente distinto al de sus congéneres. Lo que descubrieron fue aterrador y a la vez alentador: aquel espécimen tenía en su médula ósea células humanas, pero no eran unas células corrientes; aquellas células pertenecían al jefe de operaciones que había desaparecido cuando fue a investigar un avistamiento. No regresó, pero algo en el interior de aquel alien seguía vivo, y cuando se presentó en el domicilio de ella, no pudo evitar sentir una atracción hacia ella..
Él lo había guiado hasta la única persona que lo reconocería entre un millón. Por eso, cuando se tendió sobre la mesa de operaciones, supo que debía dejar este mundo para poder conocer los secretos de aquella nueva especie y localizar su punto débil. Lograron identificar el núcleo de suspensión; a partir de ese momento, la operación recibió el nombre de "Operación Hazar", en honor a su jefe de operaciones.
M. D. Álvarez
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