Esta vez no iba a ser diferente. Llevaba una hora danzando con el púgil. Y había descubierto que dejaba descubierto su flanco izquierdo cuando lanzaba su demoledor puño
Ya ea hora de terminar la pelea y dirigió esquibando sus ataques un gancho que impacto en la zona del páncreas que lo dejó tirado, a su contrincante en la lona. Lo había hecho otra vez y seguía invatido.
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