jueves, 4 de abril de 2024

Agarrate fuerte.

Agárrate fuerte, le dijo él, para que se agarrara del cuello. Comenzó una carrera trepidante entre riscos, todo ello bajo fuego enemigo. Tenía que sacarla de allí; estaba herida y había sido por él.

Trepaba por los muros con gran maestría; ella parecía no pesarle.

No paró de correr por todo el campo de batalla, evitando que les alcanzara una bala o una bomba.

Solo se detuvo una vez cuando llegó a su lugar de refugio, donde se conocieron por primera vez.

En aquella cabaña, él curó sus heridas con cuidado, ternura y mimo. Y no se separó de ella hasta que se hubo recuperado.

M. D. Alvarez

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