Una puerta abierta no siempre es una invitación a entrar. Sino que se lo digan al pobre incauto que se quedó encerrado en la cámara de seguridad del banco.
Cuando fue rescatado, no se le ocurrió otra cosa que decir:
"¡Es que me pedía que entrara y no me pude resistir!"
M. D. Alvarez
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