Su furia se desató contra todos aquellos que habían fraguado la trampa con la que habían atrapado a su pareja y le habían dado muerte.
No habría clemencia para nadie. Les haría sufrir de la misma forma en que él estaba sufriendo. Cuando aplacara su ira, volvería con su camada y cuidaría de sus crías como un buen padre.
M. D. Alvarez.
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