Con su primera muda de pelo, había dejado de ser un cachorro para convertirse en un genuino licántropo de pelaje negro como el vantablack y con unos intensos ojos azules.
Sabía que nada podría hacer frente a aquella marea de destrucción, pero se llevaría a cuantos se pusieran ante sus garras; defendería a su manada hasta la muerte.
Se giró y vio a su madre, que lo miraba con profundo orgullo..
M. D. Álvarez
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