Llevabas
muerta cinco días. Pero yo te seguía viendo a mi lado, seguías estando fría y distante.
Aunque
ya sabía que no estabas conmigo, permanecías a mi lado acompañándome en los
momentos más tristes de mi vida. Había perdido al ser querido que mas amaba.
Tenía
que decirte adiós, pero era tan difícil despedirse. Sentía que te retenía junto
a mí. Y ya era hora de dejarte partir y quedarme sólo con mi dolor, mi querida
y añorada esposa. Muy pronto volveremos a vernos, ya que no soy nada sin ti.
Ansío el momento de reunirme de nuevo allá donde te encuentres.
© M. D. Álvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario