Después de tu partida, quedamos solos, desangelados. Nuestros corazones, como hojas secas, se balanceaban entre el odio y el amor. ¿Cómo podíamos sentir ambas cosas al mismo tiempo? Pero lo sabíamos: hay algo más al otro lado.
Allí, al otro lado, donde las estrellas se entrelazan y los suspiros se convierten en constelaciones, estás tú. Aguardándonos con tu gran sonrisa, como un faro en la noche. Tu amor, inmenso como el universo, nos envuelve y nos sostiene.
M D Alvarez
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