sábado, 27 de abril de 2013

Scila y Caribdis.



Disfrazado de vendedora de manzanas y con un generoso escote. Así, de esa guisa tocó la puerta. Se comenzó a inquietar. Le habían dicho que no se fuera sin entregar la cesta de manzanas. Respiró aliviado cuando comenzaron a abrirse los trece cerrojos.

Desde el otro lado se escuchó una voz sensual que le decía: - Tú no eres Caribdis.

- No señora. Me dijeron que tenía que entregar este cesto de manzanas. –Dijo inocentemente.

De repente, fue succionado y tragado por un monstruoso remolino de dientes y tentáculos. Ese fue el plato fuerte, después se tragó el cesto de manzanas. Y a esperar otros 500 años.

-He de reconocer que Caribdis tiene sentido del humor. Ahora me toca a mí romperme los cuernos pensando en cómo enviarle un rollizo mozalbete que aplaque su hambre durante otros 500 años.

© M. D. Álvarez

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