Estaba
en un banco y oyendo música en mi MP3. Me invade una agradable sensación, con
el sol dándome en el rostro y a 6º de temperatura, se agradece el calor de la
parca que llevo.
Siento
que estoy desapareciendo, como si mis moléculas se dispersaran en los tenues
rayos de este sol tan débil. Noto como me voy diluyendo y el mismo sol que me
daba, comienza a evaporarme. Emprendo el viaje hacia arriba como una entre un
millón de partículas de agua, en un viaje cíclico. De mi solo queda la ropa y
el MP3. No dejo a nadie atrás.
© M. D. Álvarez
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