Él, lleno de ardor y desprecio, pensaba en el final. Un final que
ella no se esperaba, pensaba que había encontrado a su príncipe azul.
Él,
la llevo a un reservado donde la invito a unas copitas de absenta. A él le
gustaba el sabor que le daba a la sangre. Y espero a que ella cayera rendida
sobre el diván, donde sin perder tiempo la mordió y succionó toda su sangre.
Sintió
como una oleada de excitación que le acompañó desde al primer sorbo, hasta que
ya no le quedó ni gota.
En
cuanto acabo sintió la ansia de seguir bebiendo y volvió a la fiesta a por mas.
M. D. Alvarez
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