domingo, 12 de febrero de 2012

Femme fatale.


A ella, estaba claro, le gustaban los chicos malos y aquél era de los peores, le atraían tanto, como a las polillas la luz.

Podía manejarlos con un solo movimiento de cadera. De ella emanaba una sensualidad arrebatadora. Y los chicos malos se volvían dóciles con una sola mirada.  Era una autentica Femme Fatale y como tal, trataba a los demás. Los usaba y luego,  ¡adiós muy buenas!

Pero el chico  tenía algo especial. Asesino  y pendenciero, puede que aquél fuera el definitivo y la atase en corto.

Aunque ya se sabe, siempre llegará quién  lo desplace. Esa es la naturaleza de una “Fatale”

© M. D. Álvarez

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