Se encontraron con olas de hasta
más de 20 metros ,
pero eran una tripulación extraordinaria que no temía los embates de una mar
brava.
No temían a la mar, en cambio si
temían a su capitán, que los hubiera pasado por la quilla si alguno se hubiese
negado a izar las velas.
Él tenía toda la razón, ya que
alcanzaron los 200 nudos con aquel pequeño cascarón. Aventajando en más de 100 millas a los demás
participantes de la Royal
Cap.
El capitán tenía una fe
endiablada en su velero y más exactamente en su mascaron de proa, que
representaba un caballo alado. Con ese misma goleta y mascaron había logrado
vencer en las 50 regatas anteriores. El nombre del barco era “Pegaso”.
© M. D. Álvarez
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