Ahí estaba yo, en medio de una
multitud que marchaba sin orden ni concierto. Cada uno por su lado sin hacer
caso al que tiene al lado.
Las masas nunca sabrían lo mucho
que me había esforzado en permanecer oculto y mantenerles al margen de todo lo
acaecido allá por el año 33 de nuestra Era.
Todo fue fabulado por un séquito
de secuaces que quisieron divinizarme. Y seguro que no os lo creeríais. Pero el
que murió fue mi hermano. Mientras yo desaparecía para no volver jamás.
Pero ahora estoy aquí entre
vosotros y no me reconocéis. Aquellos acólitos míos hicieron un buen trabajo
creando un mito. Idealizándome dando la vida por vosotros. Ahora estoy aquí, de
nuevo entre vosotros…
© M. D. Álvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario