lunes, 6 de febrero de 2012

Desaparecido.


Ahí estaba yo, en medio de una multitud que marchaba sin orden ni concierto. Cada uno por su lado sin hacer caso al que tiene al lado.

Las masas nunca sabrían lo mucho que me había esforzado en permanecer oculto y mantenerles al margen de todo lo acaecido allá por el año 33 de nuestra Era.

Todo fue fabulado por un séquito de secuaces que quisieron divinizarme. Y seguro que no os lo creeríais. Pero el que murió fue mi hermano. Mientras yo desaparecía para no volver jamás.

Pero ahora estoy aquí entre vosotros y no me reconocéis. Aquellos acólitos míos hicieron un buen trabajo creando un mito. Idealizándome dando la vida por vosotros. Ahora estoy aquí, de nuevo entre vosotros…

© M. D. Álvarez

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