Se dio cuenta de que ella lo observaba cada vez que pasaba por delante del gimnasio donde él entrenaba. Creía que no se había dado cuenta, pero la sorprendió cuando se lo encontró frente a su lugar de trabajo y la invitó a cenar.
De eso habían pasado un mes y medio. El resto de sus citas fueron una auténtica sorpresa, él era un romántico empedernido y lograba sorprenderla cada día con una sorpresa tras otra.
Aquella noche le había pedido que se casara con él y no pudo decirle que no, había ganado su corazón por méritos propios.
M. D. Alvarez