lunes, 8 de julio de 2024

Colosal.

Venía de más allá de la nube de Oort, mucho más allá. Venía desde los confines de nuestro universo. Su nave de colosales proporciones apareció en el radar de energía latente hacia finales de invierno. Si mantenía esa velocidad, llegaría en un par de horas. El piloto de aquella gigantesca nave tenía sus órdenes grabadas en su memoria.

Pero cuando llegó a aquel pequeño, aunque precioso, planeta azul, se encontró con una especie muy particular: habían evolucionado, aunque no de la manera prevista.

Eran alimentados por sondas programadas. No disfrutaban de la vida, permanecían dormidos en su mundo, mientras la vida en su planeta se había desarrollado y evolucionado de formas maravillosas.

Pero sin orden ni concierto. Ahora le tocaba a él corregir la evolución desmedida sin ninguna contemplación, borró del mapa todas las especies, incluida la de los durmientes. Y los colocó despiertos, pero con un propósito que les fue grabado a fuego en sus corazones.

¡Proteged vuestro planeta y a sus criaturas!

Dicho lo cual, partió de nuevo rumbo a los límites del universo.
M. D. Alvarez 

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