No les digo por dónde saqué a la abuelita porque seguro que no me editarán el cuento.
Así se titulaba el último relato que se había fraguado en mi cabeza. Todo se debía a una noticia que había leído en el periódico en el que con grandes titulares, se decía lo siguiente:
‘Si supieran por donde saque a la abuelita no me creerían’.
Y ahí me vino una imagen de la pobre señora: ¿de dónde la habría sacado? Leí con atención la noticia para enterarme: la habían sacado de una alcantarilla. La anciana no recordaba como había llegado hasta allí.
Pero yo tenía otra imagen más excalofriante y denterosa de lo que había ocurrido en realidad. Por eso, no les dije por donde saqué a la abuelita.
©M. D. Álvarez
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