miércoles, 6 de marzo de 2013

Cuatro esquinas.


            Ese sería el aspecto que tendría mi cuarto, sino fuera que tenía una más, que estaba oculta. Esa era la que más me gustaba, porque era oscura y cálida. En ella me sumergía en mi mundo.

            Un mundo lleno de fantasía e ilusión. Que en comparación con las otras cuatro esquinas. Era mucho más increíble que  el mundo en que vivimos.

            Pero quien nos dice que este mundo tiene que tener sólo cuatro esquinas y no multitud de rincones, donde poder disfrutar de sus encantos y momentos mágicos.

            Recodos pobladas de todo tipo de criaturas, a cada cual más enigmática e interesante.

© M. D. Álvarez

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