miércoles, 6 de noviembre de 2013

Mordedor.

Mientras su papá cerraba la tapa del contenedor y se giraba sin mirar atrás, la pequeña rompió a llorar desconsoladamente.

- ¡Que no me olvido de ti, mi sol! - Dijo su papá. – Sólo iba a tirar esto. – Respondió mostrándole la ranita vieja y despeluchada que pertenecía a su pequeñina, la cual, la reclamaba desesperadamente con sus bracitos regordetes y haciendo pucheros. – Bueno pues no la tiro, pero tienes que prometerme que no la volverás a morder.

En cuanto la tuvo en sus bracitos, la estrecho y surgió una dulce sonrisa que mostraba sus pequeños colmillos que al cabo de dos segundos estaban clavados en el juguete.


©M. D. Álvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario