martes, 29 de octubre de 2013

El fulgor.

- Sí, papá, pero, ¿y esa? - Quiso saber la chiquitina señalando con su dedito regordete el marco vacío que presidía la estancia.

- Esa, tesoro mío será la tuya cuando cumplas los 18 y para eso todavía queda mucho tiempo.

- ¿Papá por qué nos dejó mamá?

- Corazón, aún eres demasiado joven como para conocer la verdad. - Dijo el padre visiblemente entristecido al recordar como había muerto su esposa.

- ¿Y de qué color eran sus ojos?

- Igual que los tuyos. - Dijo mientras comenzaba a ver tras su  dulce mirada, el extraño fulgor que había abrasado la vida de su esposa.


©M, D. Álvarez

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