Y allí sigue, en silencio, acumulando polvo, junto al proyector de cine, el barco pirata y la nave espacial. A la espera de que le den su oportunidad como a los demás de servir para algo más que acumular polvo junto a más cachivaches.
Todos habían tenido su propósito que una vez llevado a cabo los desterraba al almacén del ático, pero él no había cumplido su misión. En su cartelito, se podía leer: “Armagedón”
©M. D. Álvarez
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