En un abrazo apretado, te llevaré lejos, envueltos en una nave blanca, donde ningún ojo curioso pueda ver palidecer nuestro amor en este idilio.
Así como Zeus protegió a Alcmena, su amada, de las miradas asesinas de Hera, yo también te amaré como a una diosa. Entre nubes impredecibles, haremos palidecer al sol cuando saciemos nuestro amor.
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