Relatos

martes, 26 de noviembre de 2024

El sillón.

En aquel sillón tapizado de terciopelo rojo había muerto la persona que más la quería, su verdadero ángel guardián, aquel que la sacaba de todos los peligros en los que ella se metía. 

Y el último le costó perder a su verdadero amigo y protector. Allí sentado, con su último suspiro, le dijo que nunca la dejaría sola. 

Ella, arrodillada a sus pies, lloraba desconsoladamente. Ahora debía superar sus miedos, sus horrores, que antes, junto a él, eran más llevaderos e incluso divertidos. Ella le cogió la mano y se la besó amorosamente, y se levantó dispuesta a enfrentarse a aquello que le había arrebatado a su mejor amigo. 

Cuando se dio la vuelta, sintió una ligera presión sobre su hombro, era una presión leve pero cálida. Él había cumplido con su promesa, estaría siempre con ella, la cuidaría desde el otro lado.

M. D. Álvarez 

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