Relatos

miércoles, 17 de diciembre de 2025

Tronador y Esperanza

Con aquel quad de última generación, recorría las agrestes pistas entre las floresta. Su pericia en el manejo de aquel vehículo y su conocimiento del terreno lo hacían idóneo para buscar un conjunto de yacimientos arqueológicos donde, según se cuenta, todo aquel que lo encuentra halla su más íntimo deseo. Y él solo quería volver a verla una vez más. 

Sobre aquella loma parecían asomarse, como pequeños islotes, pedruscos destrozados que antaño pudieron ser esculpidos por recias manos. Se dirigió hacia allí y se detuvo frente a lo que parecía un muro semiderruido con glifos grabados en su lengua primigenia, que decía:""Μόνο οι γενναίοι θα περάσουν". Parecía un muro, pero eran trozos de las grandes puertas que daban acceso a un conjunto de ruinas cíclopeas. 

Se internó entre los cascotes hasta una zona libre de rocas; era una especie de suelo elevado cubierto de polvo de milenios pasados. Pero justo en el centro de aquella superficie vio algo familiar. Limpió la superficie y descubrió su nombre griego y, a su lado, el de su adorada. Los dos estaban entrelazados por florituras doradas.

Bajo sus áureos nombres aparecía un conjuro de apertura.
Μόνο κεραυνός θα περάσει και θα διεκδικήσει αυτό που δικαιωματικά του ανήκει. Στον γιο του Άρχοντα των Θάντερ δεν θα απαγορεύεται η είσοδος

Recitó el conjuro de apertura y las ruinas comenzaron a moverse. Primero levemente; según pasaba el tiempo, las rocas se movían hacia atrás, como si retrocedieran en el tiempo, hasta dejar las ruinas como recién construidas. Ante él se alzaba un majestuoso templo, presidido por una efigie del dios del trueno que parecía mirarlo con amor y ternura. De su magno rostro salieron estas palabras:  

—"No temas nada, hijo mío, tú eres de mi sangre y nada se te ha de negar.  —¿Qué deseas, mi bienamado?", preguntó el gran Tonante con atronadora pero dulce voz.  

—"Deseo tener de vuelta a mi madre, Esperanza"—, refirió con timidez. No podía dar crédito a las dulces palabras de su madre cuando le dijo que era hijo del Señor del rayo.

—"Sea, pues, te será devuelta al punto. —Rugió, al dios del inframundo, que presuroso se presentó con la dulce Esperanza.

—"¡Ete aquí tu amada, valeroso hijo del Trueno!",— dijo con temor su tío. Conocía los accesos de ira de su poderoso sobrino y no quería enojarlo. Si jugaba bien sus cartas, su valeroso y joven sobrino le debería una. Además, sabía que ella era capaz de calmar esos ataques de ira incontrolada. Ella lo vio arrodillado y sumido en sus cavilaciones, y lo llamó por el nombre que ella le había dado:

—"Mi amado, Ze'ev, ¿por qué te postras? Tú, para mí, eres mi amado. Sin tu fuerza y poder, no estaría de nuevo ante ti, mi dulce amor", y corrió a abrazarle.  

—"Mi querida Esperanza, eres mi luz y mi ser; sin ti, estaba perdido en las tinieblas", refirió él con comedido entusiasmo. No se fiaba de su artero tío.  Lo miró con furia contenida y le espetó: "—¿Por qué la arrancaste de mi lado, querido tío, para después devolvérmela? ¿Qué motivos tenías para llevártela antes de tiempo?"

—"Déjalo estar, mi dulce Ze'ev. ¿No ves que teme tu furor y seguramente estará muy arrepentido?" —dijo la hermosa Esperanza, abrazada a su amado protector.

Su divino padre fulminó con la mirada a su hermano, que puso pies en polvorosa en dirección a su reino.  

—"Ruego perdones a tu tío; está un poco solo después de que la bella Perséfone lo abandonara por un mancebo más joven", respondió la efigie del gran Tonante.

—"Lo haré, mi señor," dijo él, observando la belleza lozana de su preciosa compañera.

La gran efigie desapareció, al igual que el ciclópeo templo, que quedó reducido a los escombros que él descubrió sobre aquella loma; más ella seguía a su lado, colmándolo de besos.

Terminos en griego. : 

"Μόνο οι γενναίοι θα περάσουν" Solo los valientes pasarán 

"Βροντή και Ελπίδα": Tronador y Esperanza 

Μόνο κεραυνός θα περάσει και θα διεκδικήσει αυτό που δικαιωματικά του ανήκει. Στον γιο του Άρχοντα των Θάντερ δεν θα απαγορεύεται η είσοδος".  Sólo el tronador pasará y reclamará lo que por derecho le pertenece. Al hijo del Señor del Trueno no se le negará la entrada..

M. D.  Álvarez 

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