Relatos

domingo, 23 de noviembre de 2025

El Terminus Mundi.

La cinta de precinto sellada en su habitación lo alarmó. Sintiendo que lo observaban, se giró y se propuso alejarse del escenario. Cuando la vio oculta entre los matorrales, se deslizó sutilmente hasta donde ella se ocultaba. Ella iba envuelta en una gran toalla. "¿Pero qué coño ha pasado?", le susurró al oído, dándole un susto de muerte.

"Un día de estos te vas a llevar un guantazo si sigues acercándote tan sigilosamente", refirió ella al darse cuenta de que era él. "He tenido que salir corriendo y estaba en la ficha; como verás, solo llevo una toalla", dijo, mirándolo con furia.

"¿Pero qué ha pasado?", volvió a preguntar.

"Unos energúmenos han asaltado tu habitación. Por suerte, no se percataron de mi presencia; buscaban no sé qué de Terminus, yo qué sé".

""El Terminus Mundi, pues no han tardado mucho en registrar mi habitación." "Espera, aquí voy a tomar prestada algo de ropa. No voy a dejar que vayas por ahí en toalla", respondió, yendo a pedir prestada algo de ropa a una de sus muchas amigas.

"Vaya, y de mi talla, menudo ojo tienes", respondió al ver que era de su talla. Careaspeo e hizo que se girara para vestirse cuando Termi le preguntó: "¿Y qué es el Terminus Mundi?"

"Está claro que te debo una explicación y te la daré, pero ahora tenemos que alejarnos de aquí. Tengo un amigo fuera del campus; allí te lo explicaré todo.

Llegaron a la casa de Joseph. ¿Y dónde está tu amigo ahora?

De viaje de negocios. Siéntate. ¿Quieres saber qué es el Terminus Mundi? preguntó él con cautela.

Me tienes intrigada, Marcus. ¿Qué ocurre? quiso saber ella.

—Angie, encontré un libro imposible en una biblioteca antiquísima. Está datado en la época de la biblioteca de Alejandría, dijo él, extrayendo un mamotreto de 1,5 m x 50 cm x 30 cm.
¿Y eso? preguntó ella, sobresaltada.

Continuará...

M. D. Álvarez 

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